martes, 2 de julio de 2013

La noche y el gato

En la soledad de la noche vienen las hadas a ver como esta el alma de quienes sienten, en la soledad de la noche acuden al arrullo de los suspiros las almas en comunión con la ingenuidad de la juventud a hablar de los relatos del pasado de sus abuelos y bisabuelos. En esa soledad de la noche sentimos los pasos mullidos, suaves y cazadores de ese gato que transporta a las estrellas que llevan observándole durante largo rato a ver a las hadas encender las luces de las almas que traen la alegría de los tiempos pasados recreados en la ingenuidad de la niñez y la efervescencia de la juventud.

En el dulce aroma de la noche, huele el jazmín y el azahar mientras el silencio cómplice y pasional de los amantes desgarra en un suspiro profundo de un beso que recorre todo el cuerpo y el alma. El amor que las ninfas han regado con su rocío del arroyo tranquilo de donde las hadas vienen para en la noche hacer que las almas canten de manera coral a la luz de la luna y las estrellas que la soledad de la noche no existe, que el amor de los amantes es verdadero porque el arrullo del silencio transporta sonidos como el ulular tranquilo del aire nocturno con olor a jazmín para que los amantes sientan que en la soledad de la noche todo lo que ocurre es una coral de sentimientos que se llenan con relatos de amor pasados para alimentar el futuro inmediato de los amantes antes de que el sol les quite ese momento de ingenuidad infantil y efervescencia juvenil.

Pero...,¿y el gato?, el gato mis queridos amigos es ese vigilante fiel de todo lo que en la noche ocurre con sus brillantes ojos registrándolo todo para que nadie olvide ni las estrellas que la noche es un ente vivo lleno de presencias y que solo los amantes creen que es la soledad de su furtivo beso. El gato acompañara de vuelta a las hadas y a las ninfas para que puedan en la noche siguiente volver a acompañar a las almas a una comunión de esencias.

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