En la soledad de la noche
vienen las hadas a ver como esta el alma de quienes sienten, en la
soledad de la noche acuden al arrullo de los suspiros las almas en
comunión con la ingenuidad de la juventud a hablar de los relatos
del pasado de sus abuelos y bisabuelos. En esa soledad de la noche
sentimos los pasos mullidos, suaves y cazadores de ese gato que
transporta a las estrellas que llevan observándole durante largo
rato a ver a las hadas encender las luces de las almas que traen la
alegría de los tiempos pasados recreados en la ingenuidad de la
niñez y la efervescencia de la juventud.
En el dulce aroma de la
noche, huele el jazmín y el azahar mientras el silencio cómplice y
pasional de los amantes desgarra en un suspiro profundo de un beso
que recorre todo el cuerpo y el alma. El amor que las ninfas han
regado con su rocío del arroyo tranquilo de donde las hadas vienen
para en la noche hacer que las almas canten de manera coral a la luz
de la luna y las estrellas que la soledad de la noche no existe, que
el amor de los amantes es verdadero porque el arrullo del silencio
transporta sonidos como el ulular tranquilo del aire nocturno con
olor a jazmín para que los amantes sientan que en la soledad de la
noche todo lo que ocurre es una coral de sentimientos que se llenan
con relatos de amor pasados para alimentar el futuro inmediato de los
amantes antes de que el sol les quite ese momento de ingenuidad
infantil y efervescencia juvenil.
Pero...,¿y el gato?, el
gato mis queridos amigos es ese vigilante fiel de todo lo que en la
noche ocurre con sus brillantes ojos registrándolo todo para que
nadie olvide ni las estrellas que la noche es un ente vivo lleno de
presencias y que solo los amantes creen que es la soledad de su
furtivo beso. El gato acompañara de vuelta a las hadas y a las
ninfas para que puedan en la noche siguiente volver a acompañar a
las almas a una comunión de esencias.
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