lunes, 8 de julio de 2013

Neuras veraniegas, tics y la lectura

Es curioso, las estaciones traen una especie de tics que llevamos integrados no se si por publicidad subliminal, porque es lo que pide el cuerpo o simplemente por una especie de “cadena de hechos” que nos lleva a hacer a todos lo mismo. Esos tics son tan nuestros que es imposible explicar si es idea original de cada uno o simplemente que se nos abdujo el cerebro en un momento para que al menos una parte importante de la sociedad hiciera lo mismo. Creo que tendré que explicarlo, porque a simple vista parecen los desvaríos de un friki por culpa de un golpe de calor racheado del sur, sureste.

Paseando por las calles de la ciudad ves, con este buen tiempo, una cantidad de gente inusitada dando paseos. No es que sea una novedad y ni siquiera es algo tan reseñable como para darle importancia. Pero si que es cierto que de pronto ves una sorprendente cantidad de libros andantes en todos los bancos e incluso cafeterías donde todo el invierno lo mas que veías era el periódico. Es una especie de tic que aunque agradable es bastante desconcertante. Como si de pronto los libros y los lectores emergieran cual setas después de las primeras lluvias en primavera. Tengo que admitir que se me hace más agradable ver a gente con un libro que con un iphone o un e-book. Se me hace un tanto hereje sobre todo el e-book, pero no es el único tic veraniego. Hay otros igual de desconcertantes como las costumbre municipales de cortar las fuentes de agua decorativas para “ahorrar” agua, ¡¡cómo si en invierno se repusiera sola!!. Esto aparte de desconcertante es cuanto menos ofensivo. Con el calor que hace bien que se agradece pasar por una plaza con su fuente echando agua que aunque parezca que no, si que enfría un poco la tórrida temperatura del ambiente.

Hay muchos y variados tics en esta y las otras estaciones del año pero me he querido quedar con esas dos, porque pasan dos cosas. La primera es que leer debería ser algo de todo el año y no sólo algo tan insulso como la promesa de nochevieja: prometo prometo leerme este libro en el verano. La segunda porque admitámoslo, ese duende perverso que aconseja sobre el tema de las fuentes o no es corpóreo, o solo se manifiesta en invierno o nunca se ha paseado a las dos de la tarde por una plaza con una fuente apagada. No se porque os he mencionado esto, supongo que porque cuando quise leer como hago siempre, me encontré mi banco ocupado por uno de esos domingueros lectores a lado de la fuente con la que pasaba cierto repelús de frio y ahora paso calor porque esta apagada la muy... Así que me he venido a este espacio mas fresquito que es el blog a contarlo, ahora me voy a tomar un helado y mientras leeré un periódico; buenas tardes.

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