Últimamente veo el mundo
y no puedo creer hacia donde nos encaminamos, hacia donde corremos
como galgos de carreras. Nos rodean tiempos importantes es cierto
pero también nos rodean tiempos muy oscuros, con muchos cambios y
algunos o mas bien la mayoría no para mejor; se cumple aquella
máxima de los abuelos de los pueblos: los cambios casi nunca son
buenos. Pero es que vivimos en un constante movimiento, hacia abajo
sobre todo, sin saber que hay más allá del tobogán y lo peor de
todo es la sensación de la gente de que nada importa salvo el
consumismo al limite, corriendo como una procesión de locos hacia el
nuevo modelo de iphone, el nuevo estreno taquillero de cine o
simplemente preocupados por los precios del famoso whatsapp. Todo
ello sin mirar simplemente como se derrumba el mundo a nuestro
alrededor.

Y
es que parece que somos eso precisamente: galgos de carreras; que van
en una desenfrenada competición sin fin del canódromo corriendo
detrás de una liebre que jamás cogerán que jamas podrán poseer.
No se que pasa y lo que es peor en mi caso, ni siquiera entiendo que
se pretende, salvo que el fin sea deshumanizarnos y hacernos
fracasar. Es tan apremiante la situación que no termino de
comprender por qué nadie hace nada al respecto. Por mi parte he
intentado contar mi turbación no es mucho pero al menos empiezo a
concienciarme de ello.
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