Me dijo un buen colega ya
muerto que salir por las mañanas por la puerta fuera la hora que
fuera era toda una aventura. Desde ir al trabajo pasando por esa
carretera llena de luces de los faros aún iluminadas, ese viandante
madrugador que siempre aparece haciendo footing o simplemente el
llegar a la cafetería más tempranera para tomar ese café fuerte y
ardiendo como el mismísimo infierno que te abre los ojos para
acojonarte pensando en el día que te espera.
Pues eso es lo que ahora
no pasa por varias razones a muchísima gente. La primera es que
ahora amanece antes y hace ya algo de calor con lo que ese café no
apetece tanto, la segunda y fundamental es que muchos están de paro
forzoso gracias a la situación diaria. El caso es que el amanecer y
salir por la puerta ahora cuasi que acojona más, porque vas sin
rumbo fijo, detengámonos precisamente en esto, salir sin rumbo.
Lo primero que descubres es que andar es un oficio duro, el café no
sabe tampoco igual, de hecho sabe a café. Pero el panorama es
descorazonador, sin un leit motiv ya te sientes bastante
desorientado, por mucho que allí estén todos los elementos de esa
vida anterior, ahora carecen de sentido. Como también carecen de
sentido las típicas maldiciones y gruñidos sobre lo que te jode tu
jefe o tu colega el mas pelota del planeta pero el que menos trabaja.
Así que observas a tu alrededor y ves muchos cafés en la misma
desacostumbrada hora y en vez de relajarte lo que haces es lamentarte
más.
Podría decir que la
rutina sigue y sigue pero no es así porque como decía este buen
colega, para que haya una rutina tienes que estar muerto o peor.
Donde no alcanzan las palabras, llegan los sentimientos decía
este buen amigo ya desaparecido hasta de mi memoria salvo por cosas
como esta, la afición al Jack Daniels y a los buenos cigarros. Hoy
posiblemente no me llegan las palabras, por muchas y seguramente
extravagantes razones, pero los sentimientos llegan amigo, si que
llegan por muy imprevisible que sea el rumbo que tomes. Todavía no
sabría decir a donde llegaran pero lo que si que es seguro es que
ese futuro me esperará con un buen bourbon y en buena compañía
aunque eso ya lo tengo. Sólo espero que al llegar me espere con un
buen café porque admito que lo echo de menos.
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