Es curioso como pesa el
paso de los años en cada persona. Es como una losa, día a día e
incluso segundo a segundo; echas la vista atrás y sopesas todo lo
que has hecho en cada acción presente que planificas para el futuro
sabiendo que a continuación vas a volver a sopesar todo lo que has
hecho. Tiene algo de halo perverso esto de pasar los años, nunca
llegas a saber realmente si realmente has hecho lo correcto, lo
incorrecto; lo que está bien o lo que está mal. Todos dicen o
decimos no arrepentirnos de nuestro pasado, aunque seamos honestos...
eso no es así.
Pero volviendo al hoy,
como iba diciendo el peso de cada paso de los años es un examen
donde miramos hacia atrás intentando eliminar todo aquello que
consideramos erróneo, malo o incluso doloroso. Para cada uno dicho
examen es distinto y como no cada uno lo afronta de distinta guisa.
Tiempo ha pasado desde que empecé mi propio examen que no siempre es
anual y no tiene porque coincidir con mi aniversario, es un acto de
contrición que tiene sus pautas y sus tiempos. A veces me pregunto
si cada cual cuando mira hacia atrás siente algo o pierde algo en
cada hecho que analiza en su particular recordatorio. Gente más
sabia suele ningunear el pasado diciendo que lo que importa es el
futuro, otros no obstante opinan que sin el pasado es imposible
afrontar el futuro con garantías. Aunque nunca he sabido que hacer,
supongo que cada momento de reto ante una situación como esta lo
miras de un modo concreto dependiendo de como sea lo que quieres
afrontar cara a tu futuro, pero lo que nadie te quita es el peso
imparable de esos años, que indefectiblemente te va endureciendo
haciéndote perder algo de aquella ingenuidad que te hacía sentir
muchas cosas que ahora las tomas como dice la gente, de manera más
madura. Pero, ¿qué matamos con esa actitud?.
Si, cada momento pasado
es una enseñanza cara al futuro que debemos cuanto menos atender con
cierta seriedad pero sin perder lo que nos hace únicos. Yo lo he
llamado ingenuidad, pero realmente creo que es juventud, matizo,
quiero decir juventud mental y espiritual. El paso de los años es
cruel, pretende quitarnos esa juventud, como si fuera el fuego
consumiendo la cera de la vela hasta dejarnos derretidos en la dura y
fría palmatoria. ¿Cómo es aquello?: “no me arrepiento de nada”,
“hay que mirar hacia delante”, “olvídate del pasado”. ¿De
verdad? Y que pasa con mi juventud, con mis sueños y mi ingenuidad,
¿también hay que olvidarla?. Yo creo que no, esa ingenuidad y esa
capacidad de soñar y sentirme joven es la que me hace escribir estas
lineas, sin arrepentirme absolutamente de nada...bueno de casi nada,
de algo si que te arrepientes, pero no es tan importante como para
agostarte y dejar que el peso de los años consuma tu vela y te
quedes en la palmatoria. Buenas noches.
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