miércoles, 14 de noviembre de 2018

Impronta

De todas las estupideces que una persona puede hacer en la vida, pasar desapercibida e invisible hasta para sí mismo es la peor de todas. La vida contemplativa tan aprobada por algunas mentes que quieren pasar por brillantes, sólo es efectiva si de ellas sacas al menos una enseñanza. Este axioma me lo habré dicho una y mil, que digo mil, millones de veces, pero es que es imposible hacer algo brillante y que perdure. Mi café en si mismo es una impronta imperecedera en el devenir de mi propia existencia, en cambio este servidor es incapaz de dejar una impronta en cualquier cosa, ya sea este desparrame de palabras sin sentido como en cualquier persona, animal o cosa.

Hoy, mirando hacia atrás lo primero que se me ocurren una y mil, que digo mil, millones de cosas sobre el porque de que ese axioma de antaño, no sólo es erróneo sino además estúpido. La impronta se deja en aquellas personas que quieres y que aprecias, son ellos y solamente ellos quienes decidirán sin la opinión de un servidor si dejamos o no impronta. En mi caso siempre agradeceré a mi madre y su familia terminología tan exótica como aberrante, ejemplo de lo que digo: en mi casa no se podían decir tacos así que en vez de decir “cojones” mi abuela, mi madre y su hermana inventaron un palabro, “cojonantuanchibiritalmean” que terminaba acortándose en un “conojantua... ,” sin más. Pero no era la única palabreja, decir pedo no es que estuviera mal pero también se mejoraba, te tirabas un “fos”. Así ha pasado el tiempo, mi tía y mi abuela desgraciadamente ya han fallecido y mi madre con el tiempo también lo hará pero he aquí un sello, una impronta que cuando el tiempo ya ha ido pasando ha quedado grabado a fuego, tanto que yo también uso estos palabros en mi vida cotidiana.

Y esto nos conduce de nuevo al principio, como hacer que tu vida no pase tan desapercibida que acabes siendo un personaje olvidado. Pues no lo se, en mi caso, por más que he intentado brillar solo he conseguido alcanzar a dejar una huella poco nítida en la gente con la que he tenido un roce más continuo, pero persevero. Ya no intento comerme el mundo, pero si que lucho en todos los frentes contra la invisibilidad hacia mis seres más queridos y cercanos, aunque para ello tenga que tirarme mil “fos”. Y si con este desparrame de chorradas he conseguido al menos que vosotros penséis, ya habré triunfado.